Sois muchos los padres y madres que acudís a la consulta preocupados porque habéis observado que vuestro hijo o hija, a pesar de que no se queja especialmente de dolor de pies, presenta más cansancio de lo habitual, sufre caídas o tropiezos frecuentes, e incluso tiene menos ganas de practicar deporte, especialmente actividades físicas que conlleven cierto grado de competición.
¿Cuál puede ser el motivo de estos síntomas?
El principal motivo suele ser la presencia de un PIE PLANO VALGO. Es un trastorno de la alineación que conlleva que el niño, al estar de pie, presente un descenso muy marcado del arco plantar, pudiendo incluso llegar a contactar con el suelo. Esta mala alineación provoca que la parte interna del pie caiga hacia dentro y que el niño/a apoye los pies sobre la parte interna del talón (valgo de talón).
Se considera que el pie plano es FLEXIBLE cuando, al pedirle al niño/a que se ponga de puntillas, desaparece el valgo de talón y se configura el arco del pie. Este tipo de pie es normal hasta los 3 años de edad. A partir de esta edad, el incremento de la actividad física del niño/a favorece el desarrollo de la musculatura intrínseca del pie y a su vez, la formación del arco plantar, que debe empezar a ser evidente a partir de los 4 años. El movimiento de valgo, a su vez, debe ir reduciéndose progresivamente.
Si por el contrario no desaparece el valgo del talón ni se configura el arco del pie al ponerse de puntillas, podríamos estar ante un pie plano RÍGIDO patológico. Por suerte, este último tipo de pie plano es muy poco frecuente.
Los síntomas de cansancio se deben a que el movimiento en valgo que hace el pie (caída hacia dentro) durante su apoyo, ocasiona que el pie no pueda bloquearse adecuadamente durante la fase de propulsión. Esto a su vez conlleva un mayor gasto energético de la musculatura para intentar estabilizar el pie.
¿Cómo podemos ayudar?
El deporte (correr, saltar, trepar, ir en bicicleta, etc…) no sólo previene la obesidad infantil (enemiga del valgo de tobillos y de rodillas). También ayuda a potenciar la musculatura intrínseca y extrínseca del pie. El primer tipo de musculatura juega un papel importante en el desarrollo del arco plantar. La musculatura extrínseca ejerce un control sobre valgo de talón y la caída hacia dentro del pie. Caminar por terrenos irregulares, como son la arena de playa y los senderos de montaña, también ayuda a potenciar ambos tipos de musculatura.
El calzado también es un factor clave a tener en cuenta para intentar disminuir el valguismo. Es importante que sujete correctamente el pie (zapato con velcro o acordonado), que sea de suela flexible y antideslizante, y que tenga el contrafuerte (parte trasera del zapato) rígido.
¿Cuándo me tengo que preocupar?
Debéis consultar a vuestro podólogo si vuestro hijo o hija presenta alguno de estos signos:
- Se queja de dolores en las piernas y/o pies (generalmente rodillas y/o tobillos) sin tener una lesión traumática previa. El dolor aparece sobre todo durante la práctica deportiva y al finalizar la misma.
- Siente cansancio precoz: tiene necesidad de parar de caminar tras haber recorrido un trayecto corto, o necesidad de sentarse tras estar un rato de pie.
- Pide que lo tomes mucho en brazos, pese a tener más de tres años.
- Tropieza con frecuencia (signos de torpeza al caminar).
- Presenta callosidades en los pies (las callosidades aparecen en puntos de presión por una mala distribución de las cargas y un aumento de presiones. Son indicativas de un mal apoyo, especialmente en niños).
- Desgasta excesivamente la parte interna del talón o desboca el zapato en la zona del arco plantar (parte interna del pie).
En estos casos vuestro podólogo/a valorará si el grado de aplanamiento y valgo que presenta vuestro hijo/a es normal o no, en función de su edad y ritmo de crecimiento. A los padres os preocupa sobretodo la falta de desarrollo del arco plantar. Y es normal. Los pies planos no se curan con facilidad, y menos cuando el tratamiento se instaura después de la adolescencia. Sin embargo, el objetivo terapéutico más “urgente” es intentar controlar el movimiento en valgo que realiza el pie. Es muy importante evitar que el pie continúe desarrollándose y formándose a partir de una posición de apoyo incorrecta (la de valgo). Posición, que no sólo puede perjudicar al mismo pie, sino que también puede tener una repercusión negativa en las rodillas (valgo de rodillas o rodillas en X), en la cadera (basculaciones pélvicas) e incluso en la espalda (escoliases).
Dra. María Benimeli
Podóloga