Sois muchos los padres y madres que acudís a la consulta preocupados porque habéis observado que vuestro hijo o hija, a pesar de que no se queja especialmente de dolor de pies, presenta más cansancio de lo habitual, sufre caídas o tropiezos frecuentes, e incluso tiene menos ganas de practicar deporte, especialmente actividades físicas que conlleven cierto grado de competición.